Innovation and Entrepreneurship
20 of February,2013

¿Por qué proteger la Propiedad Intelectual de la Startups?

Sarah Osma Peralta

Las empresas de nueva creación con una duración limitada o startups son actualmente grandes generadoras de empleo del mundo, el atractivo más grande de este modelo de negocio radica en que, pese a que implican un riesgo para los inversionistas, generan gran rentabilidad posterior, pues su crecimiento depende de la innovación, la creatividad y la solución de problemas a través de productos o servicios. Recientemente, la revista Forbes publicó una lista de las características que debe tener una empresa para ser considerada startup dentro las que se encuentran; una existencia que no supere los dos años, jornadas de trabajo no mayores a 8 horas diarias, funcionamiento con recursos escasos y la más importante, una estructura que tenga una organización y comunicación horizontal.

Otro factor que hace llamativo este tipo de negocio es que su bien más valioso es su Propiedad Intelectual, por tanto su protección adecuada es fundamental, pues en su gran mayoría las compañías startup se dedican a desarrollar tecnologías. Muestras de compañías startup exitosa fueron en su momento Google y la compañía Etsy que distribuye arte por Internet.

En un ensayo publicado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Santa Clara, la investigadora Colleen Chien hizo un análisis detallado sobre la particular situación de riesgo en la que se encuentra la Propiedad Intelectual de las compañías startup y los efectos de esta situación de riesgo en la economía actual, dentro de los factores de riesgo Chien destaca a los conocidos trolles de patentes y los perversos efectos que tienen sus actividades para las compañías pequeñas, ya que no es igual la capacidad económica para entablar una estrategia de defensa jurídica que tiene una compañía grande y establecida, a la que tiene una compañía nueva tratando de establecerse en el mercado sin mayores recursos económicos.

Las startups son objetivo frecuente para los trolles, debido a que su mayor habilidad radica en mejorar tecnologías existentes y por ende protegidas, en vez de crear tecnologías nuevas, situación que deja fisuras jurídicas a través de las cuales los trolles pueden atacar e incluso destruir este tipo de compañías.

La forma en la que operan los trolles consiste en, primero adquirir las patentes de los inventores de las compañías pequeñas de forma individual y usarlas para generar ingresos a través de las licencias o el litigio. Otra estrategia que utilizan es demandar a varios de los inventores en una sola demanda, lo que les permite reducir sus gastos del litigio. Como remedio a esta actuación, de acuerdo a lo descrito en un artículo de la revista Forbes, el Congreso de los Estados Unidos ha realizado una reforma legal conocida como American Invents Act (“AIA”) que prohíbe demandar al mismo tiempo a varias personas que no tienen ninguna relación entre ellos y en consecuencia les prohíbe a los trolles atacar directamente un sector de la industria.

En el mismo artículo Eric Savitz recuerda cómo ha mutado la precepción de los trolles sobre las startups, pues antes eran vistas como objetivos intrascendentes por no tener patrimonios que valiera la pena perseguir en los Tribunales, sin embargo después de la entrada en vigencia de la Reforma (“AIA”) el número de demandas se incrementó, el atractivo de las startups es que son vulnerables pues los inventores durante su gestación no tienen un presupuesto amplio por lo que dan prioridad a otros gastos por encima de la constitución de un portafolio sólido de Propiedad Intelectual y en el escenario litigioso este tipo de casos, los de patentes, son costosos y prolongados.

Estos puntos débiles hacen que se incremente la capacidad de negociación de los trolles a la hora de ofrecer a los presidentes de las compañías pequeñas acuerdos inequitativos previos a la presentación de la demanda.

En Latinoamérica no nos enfrentamos todavía a este panorama debido a que estas compañías no han entrado en auge todavía, pero con iniciativas como la del Banco Interamericano de Desarrollo en el sector agrícola del Ecuador, el energético en México y en Colombia a través de Colciencias, ha inyectado recursos a pequeñas compañías destinadas a la investigación y el desarrollo de tecnologías, razón por la que muy pronto Colombia tendrá que decidir cómo proteger de forma eficiente la Propiedad Intelectual de estas compañías que ayudó a constituir y que representan un incremento de los índices de empleo del país.