Patentes - Nuevas Creaciones
31 de mayo de 2013

Reseña Caso Monsanto vs Bowman 569 U. S. (2013)

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 Corte Suprema de los Estados Unidos decide a favor de Monsanto en caso de Agotamiento de los Derechos de una Patente sobre Semilla Modificada Genéticamente

Carlos A. Conde-Gutiérrez

 El problema jurídico que se planteo la Corte Suprema es si un granjero, quien compró una semilla modificada genéticamente y patentada por Monsanto, puede reproducir dicha semilla sin la autorización del dueño de la patente (vea el fallo completo aquí). Antes de analizar la respuesta a este problema jurídico por parte de la Corte Suprema de Estados Unidos es importante explicar la figura del agotamiento de los derechos, patentes sobre semillas modificadas genéticamente y los antecedentes del caso.

La figura del agotamiento de los derechos en patentes es una excepción a los derechos que otorga una patente (haga click aquí para más información) y consiste en que el titular de una patente ve agotado sus derechos sobre el producto protegido, por ejemplo, al lanzarlo en un determinado mercado, por lo que no podría alegar que la reventa y la compra de ese producto por parte de quien lo compro en primer lugar constituye violación de la patente.

Sobre patentes sobre semillas modificadas genéticamente, hay que aclarar que de igual manera existe la llamada protección a variedades vegetales. Dicha Protección es diferente a las patentes por varias razones: (1) las variedades se centran en un sector específico conocido como “plant breeders” u obtentores de variedades vegetales; (2) esta clase de propiedad intelectual requiere un examen físico, por lo que se enfoca en el fenotipo (color, forma de la hoja de la planta, etc.). Por otro lado, las  patentes aplican sus propios criterios para determinar la patentabilidad de invenciones biotecnológicas particularmente los criterios de novedad, nivel inventivo y aplicación industrial; de esta manera las patentes no hacen un examen al fenotipo como lo hace la protección a variedades vegetales, sino sobre el genotipo (información genética) (más información aquí). Monsanto es titular de una patente sobre el genotipo de la soya que lo hace resistente al glifosato; esto permite un mejor y efectivo empleo de las semillas Roundup Ready Soybean (más información haga click aquí). El herbicida glifosato es igualmente producido por Monsanto.

Monsanto no es solamente el dueño de la patente, sino que ha empleado de igual manera este producto como una nueva tecnología para extender sobre productos similares (otras semillas) a nivel mundial, particularmente en EEUU (vea las patentes aquí y aquí). Como quiera que Monsanto vende directamente estas semillas a los granjeros por medio de la licencia conocidas como Monsanto Tecnology Agreemeent (haga click aquí para más información sobre estas licencias), esta compañía acuerda con sus compradores que las semillas solo pueden ser utilizadas una vez, por lo que estas no se pueden vender a terceros. Está igualmente prohibido que los granjeros conserven semilla alguna para ser cultivadas de nuevo en la siguiente temporada, y se prohíbe el uso de la semilla para obtener nuevas variedades vegetales, investigación o producción de semillas. Sin embargo, Monsanto permite vender semillas de segunda generación a elevadores de grano locales solo como mercancía o commodity (para consumo humano o animal).

Vernon Bowman, un granjero norteamericano de soya, compró y utilizó Roundup Ready Soybean entre el periodo de tiempo de 1999 y 2007. Igualmente, Bowman compró semillas, las cuales se suponía se usarían como mercancía, a un elevador de grano para poderla cultivarlas en caso de que  el granjero decidiera tomar el riesgo de cultivarlas al final de la temporada.  Bowman guardó la semilla y la cultivó nuevamente lo que también le permitió utilizar glifosato como herbicida. Después de una investigación por parte de Monsanto a los cultivos de Bowman, la compañía decidió demandar al granjero en el 2007 por haber cultivado las semillas provenientes del elevador de grano.

En dos instancias judiciales, Bowman alegó no haber violado la patente de Monsanto, ya que este al permitir la venta a elevadores de grano su derecho agotaba su derecho con la venta, por lo cual Bowman estaba en todo su derecho de comprar y cultivar estas semillas. Mientras tanto, Monsanto reclamó que la teoría del agotamiento de los derechos no se puede utilizar en semillas de segunda generación, porque la patente es independiente de cada generación de semillas, de lo contrario este podría afectar los derechos de los dueños de las patentes sobre tecnologías que se replican por sí mismas. Ambas instancias acogieron los argumentos de Monsanto. Vea los antecedentes y fallos de las dos instancias aquí.

La Corte Suprema al asumir el caso negó las pretensiones de Bowman al considerar que el agotamiento del derecho en las patentes solo se puede emplear para un “artículo en particular” el cual se ha  vendido, evitando así que el comprador realice “nuevas” copias del producto objeto de la patente. Por lo tanto, la Corte considera que Bowman al cultivar las semillas está copiando el producto patentado por Monsanto, esto es las semilla Roundup Ready Soybean . De esa manera, la Corte encuentra que Bowman ha hecho copias adicionales de una invención protegida, lo cual se encuentra por fuera de la doctrina del agotamiento del derecho en patentes.

La Corte traza una clara línea entre quien compra y revende un producto en particular protegido por una patente, y aquellos quienes siendo compradores no solo deciden revender el producto, sino también producir copias “nuevas” del producto sin reconocer la protección que otorga la patente sobre la invención original. La Corte enfatiza que si se permitiera copiar el producto después de la primera venta el valor de la patente se vería reducido significativamente y esta situación atentaría contra la exclusividad de explotar una invención que otorga una patente. Es precisamente en este punto, la Corte Suprema de Justicia citando el caso J. E. M. Ag Supply, Inc. v. Pioneer Hi-Bred Int’l, Inc., 534 U. S. 124 (2001) hace una distinción entre la legislación norteamericana en protección a variedades vegetales (Plant Variety Protection Act) y las patentes sobre semillas modificadas genéticamente, pues es en el caso de las patentes que se permite excluir a los agricultores conservar y cultivar las semillas protegidas, situación que si está permitida en la legislación sobre variedades vegetales. De esta manera la Corte Suprema de Justicia clarifica que la doctrina de agotamiento de los derechos no se puede extender a tecnologías que se replican por sí mismas, en este caso la tecnología que emplea Monsanto para la producción de Roundup Ready Soybean.

Las implicaciones de este caso van más allá de la industria agrícola, e incluye otras invenciones biotecnológicas y de software que pueden replicarse por sí mismas. Este es un mecanismo que busca proteger, según la Corte Suprema de Justicia, industrias como Monsanto.

La importancia de este fallo reside en el hecho que la Corte Suprema fortalece las patentes en industrias que emplean biotecnología para el desarrollo y mejoramiento de productos y procesos los cuales se basan primordialmente en la información genética que se encuentra en la naturaleza. En el caso de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) la regulación en tecnologías que se reproducen por sí mismas está limitada y aplica la doctrina del agotamiento. En efecto, de acuerdo al artículo 53(e) de la Decisión 486 de 2000 se establece que el titular de una patente no podrá ejercer sus derechos cuando se trate de material biológico capaz de reproducirse y es usado para obtener un nuevo material. Claramente la intención de la Decisión 486 es agotar el derecho del titular de la patente al momento en que venda una invención que ha utilizado material biológico y se replique por si mismo, para así permitir nuevas “copias” de este para producir un nuevo material (más información en este aspecto haga click aquí). En el mismo sentido, el Articulo 26 Decisión 345 de la CAN sobre los Derechos de los Obtentores de Variedades Vegetales permite a los agricultores conservar y cultivar nuevas semillas para la temporada siguiente, aunque no agota el derecho del obtentor sobre la variedad vegetal en el caso de reventa en el mismo mercado (Articulo 24).

Claramente la decisión de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos ha reforzado la posición de las grandes industrias agroindustriales como Monsanto, a la vez que da por sentado que pequeños granjeros se ven beneficiados de tecnologías que permiten mejorar la calidad y resistencia a herbicidas de la semilla como lo es el Roundup Ready Soybean. Sin embargo, los pequeños granjeros consideran que esto genera una gran dependencia tecnológica por la restrictiva y exclusiva protección que una patente otorga a su titula, en especial ante la imposibilidad de guardar y cultivar semillas para nuevas temporadas.

Sin embargo, este no va a ser el último caso donde se cuestione la validez y efectos de las patentes sobre pequeños granjeros en los Estados Unidos. Por ejemplo, en el caso Organic Seed Growers & Trade Association et al. v. Monsanto un grupo de productores orgánicos agrícolas ha presentado una demanda “defensiva” contra Monsanto, ya que esta organización considera que sus cultivos orgánicos se encuentran en riesgo de ser contaminadas por semillas patentadas por Monsanto (para ver la historia del caso hacer click aquí). Esto haría que tierras que son aptas para cultivos orgánicos y están en cercanías de granjas que utilizan semillas de Monsanto, pueden ser contaminadas y se vean en la obligación de cultivar únicamente semillas de Monsanto después de que la contaminación ocurra; en este sentido, Monsanto podría demandar a quien use sin autorización sus semillas. Situación similar ha ocurrido en casos como las semillas transgénicas de canola que contaminaron cultivos orgánicos. En dos instancias judiciales, se ha fallado en contra de las pretensiones de los productores agrícolas orgánicos. El caso se encuentra pendiente de decisión por parte de la Corte de Apelaciones para el Circuito Federal. Más información aquí y aquí.

Este tipo de conflictos entre multinacionales como Monsanto y productores orgánicos agrícolas y pequeños granjeros refleja una gran tensión en un sector tan vital no sólo para las economías locales sino también se ubica como un elemento adicional en las discusiones sobre seguridad alimentaria a nivel mundial. Monsanto ha declarado que el uso de tecnologías en el sector agrícola es una respuesta al incremento de la demanda de comida a nivel mundial.

En el caso de encomias emergentes, como Colombia, existe un gran riesgo debido a que la producción agrícola carece de infraestructura y capacidad tecnológica para responder a estos retos. Países en vía de desarrollo pueden verse rezagados y afectados por la creciente demanda de alimentos y los avances en biotecnología. En el caso de Colombia, el uso de propiedad intelectual en el sector agrícola ha sido limitado a los tratados de libre comercio, en especial con Estados Unidos.   En efecto, no solamente los problemas de tenencia de tierra y violencia en el campo pueden afectar las políticas sobre el sector agrícola en Colombia, sino también la poca importancia que tiene la propiedad intelectual en el diseño de una política agrícola a gran escala en Colombia, bien ya sea apoyando a los pequeños y medianos productores agrícolas o a grandes multinacionales.