Economic Competition and Consumption
27 de April de 2020
Big Data, COVID – 19 y desafíos en materia de privacidad
Por: Diego Acosta - LLM, Docente Investigador
Sin lugar a dudas, el brote del COVID – 19 a escala global ha provocado cambios en muchos ámbitos de la vida, de lo que podría decirse, una mayor parte de la población mundial. Con el propósito de aminorar los efectos de la pandemia, diferentes gobiernos han tomado medidas de aislamiento y de interrupción de una notable cantidad de actividades cotidianas, encaminadas a reducir el contacto social que facilita la propagación de la infección[1]. En consecuencia, un gran número de personas se han visto en la necesidad de adaptarse al cambio, adoptando la modalidad del trabajo desde casa, valiéndose de las nuevas herramientas digitales para mantenerse en contacto con familiares y círculos sociales, y minimizando las salidas de sus residencias. Otros gobiernos, en lugar de un aislamiento general, han optado por interferir en menor medida en el desarrollo normal de las actividades económicas y socioculturales, confiando posiblemente en que la población adquirirá el nivel de inmunidad necesario para contrarrestar los efectos negativos del virus[2]. En todo caso, lo cierto es que una gran parte de los esfuerzos, que antes estaban dirigidos a metas de otra índole, están ahora concentrados en erradicar o al menos controlar la expansión de la enfermedad.
Si antes las modernas tecnologías digitales habían venido desempeñando un papel importante en la cotidianeidad, ahora es cuando más sus bondades salen a relucir. En efecto, al implementarse el régimen de cuarentena, es notable el incremento en el uso de diversas soluciones digitales, tales como redes sociales y plataformas de videoconferencias en línea para fines de trabajo y de interacción social, e incluso de contenidos virtuales para fines de ocio y esparcimiento[3]. Se suma a esta lista de herramientas digitales que han visto un nuevo auge, el Big Data, término que hace referencia al manejo de un gran volumen de datos comprendiendo su captura, almacenamiento, tratamiento y puesta en valor. Las aplicaciones tradicionales de software no cuentan con la capacidad de realizar esta gestión de grandes volúmenes de datos en tiempo razonable, pero las tecnologías aplicadas por el Big Data sí logran que sea posible[4].
Además de otros usos, el Big Data cobra una especial relevancia en estos tiempos de pandemia por su gran potencial para apoyar la detección y seguimiento de casos de infección, realizar pronósticos sobre la posible evolución de la coyuntura sanitaria, y elaborar y evaluar políticas dirigidas a contener y mitigar la expansión del virus. Pero la actual situación pandémica no es la primera vez en que se recurre a soluciones de Big Data para controlar la propagación de una enfermedad en la población. En el año 2008, durante el brote de la malaria en el área de Zanzibar, en Tanzania, las empresas de telefonía móvil proporcionaron datos de ubicación de aparatos celulares con el fin de que las autoridades pudieran localizar focos de infección, y con base en el movimiento de los habitantes, pudieran pronosticar las zonas hacia las cuales se expandiría la enfermedad[5]. De manera similar, durante la pandemia del AH1N1 en el 2009 y 2010, Google aportó datos de búsqueda de sus usuarios para asistir a estudios epidemiológicos que buscaban predecir los lugares en donde aparecerían nuevos brotes[6]. Y en relación con la situación actual, antes de que las autoridades chinas y la Organización Mundial de la Salud informaran de manera oficial al mundo sobre el brote del coronavirus, una start-up canadiense denominada Blue Dot’s, alertó que algo estaba sucediendo en Wuhan, China, con base en un programa de análisis de datos que detectó los comentarios que los habitantes de esa zona hacían en las redes sociales[7]. En ese sentido, la tecnología del Big Data puede brindar un aporte significativo a los esfuerzos por controlar un brote pandémico.
En lo que atañe a la situación actual ocasionada por el COVID-19, resalta el papel que el Big Data ha desempeñado en los avances logrados para controlar la pandemia. En países como Corea del Sur, Taiwan, China e Israel, las autoridades han podido progresar de manera sustancial en la contención del virus debido al uso de herramientas de Big Data. En Corea del Sur, organismos del estado requirieron a las empresas de telefonía móvil para que suministraran datos de ubicación de personas infectadas. Esto posibilitó notificarles a los habitantes de ese país sobre los movimientos de personas potencialmente portadoras del virus, y de esa manera advertir sobre los lugares con riesgo de infección[8]. En Taiwan, uno de los países que mejor desempeño ha mostrado en el control de la pandemia, el gobierno integró la base de datos del seguro nacional de salud con la base de datos de inmigración y aduanas, y de esa manera logró obtener información para generar alertas en tiempo real y ubicar a personas potencialmente infectadas[9]. Y en China e Israel, las autoridades han utilizado también los datos personales de telefonía móvil para ubicar a pacientes del coronavirus y tener una idea sobre las personas con quienes han tenido contacto[10]. En todos estos casos, el tener un sistema de acceso y gestión de datos, basado en modernas tecnologías digitales, les ha permitido a los gobiernos detectar y tratar casos de infección de una manera más eficaz.
Sin embargo, los anteriores casos tienen un común denominador. En los países en mención, las leyes permiten a las autoridades tener un alto grado de acceso e injerencia en los datos personales de los habitantes. Pero el poder identificar a una persona portadora del coronavirus sin su consentimiento, y conocer sobre las personas con quienes ha mantenido contacto, no es una tarea sencilla para un gobierno de occidente en donde la privacidad es tenida por un valor fundamental y como fundamento de una sociedad democrática. Thierry Breton, comisario europeo para el mercado interior, hizo un llamado a las empresas de telefonía móvil para que suministraran datos de ubicación de aparatos móviles. Sin embargo, esta solicitud no pasó desapercibida y no faltaron las voces de protesta manifestando preocupación por la posibilidad de que dichos datos pudieran ser ulteriormente utilizados para una vigilancia invasiva de los derechos de los habitantes en territorio europeo[11]. Aun así, no deja de ser notable la utilidad que el acceso a datos e información puede brindar para efectos de controlar la pandemia, y es por ello que existe la opinión que de haber obrado con mayor libertad en el manejo de datos, los gobiernos europeos habrían podido reducir los niveles de contagio[12]. Así entonces, se plantea un dilema sobre la posibilidad de acceder a datos personales y privados para facilitar las medidas de mitigación de la pandemia, frente al riesgo de que dichos datos sean utilizados para otros fines de cuestionable legitimidad. En esa medida, también entonces valdría dilucidar sobre hasta qué punto podría garantizarse que los datos en mención no sean utilizados para fines no consentidos por sus titulares.
La normativa base de la Unión Europea en lo que a protección de datos personales se refiere, se halla contenida en el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR por sus siglas en inglés). En términos generales, este instrumento señala que para el tratamiento de datos personales, además de contar con el consentimiento del titular, debe informársele sobre como los datos serán utilizados, a quienes serán suministrados esos datos y por cuánto tiempo se utilizarán[13]. Es cierto que el artículo 6 del mencionado Reglamento, leído en concordancia con el recital 46 del mismo, indica que para el procesamiento de datos personales en casos de crisis de salud pública, no será necesario el consentimiento del titular. Sin embargo, ante normativas de este corte, al igual que ante otros regímenes de protección de datos de las democracias occidentales, los responsables de tratamientos de datos deben ceñirse a lineamientos estrictos y ofrecer justificaciones válidas y legítimas al gestionar datos sin el consentimiento del titular. En ese sentido, podría pensarse en el caso de un investigador epidemiológico que se abstenga de recolectar determinados datos, temiendo verse incurso en una vulneración de la normativa[14]. Por esa razón, aun cuando es necesario y entendible salvaguardar la privacidad como valor fundamental de un estado democrático, sería conveniente analizar si ante situaciones como la actual pandemia, podrían implementarse ciertas flexibilidades que faciliten el acceso y tratamiento de datos por parte de las autoridades y entes encargados de controlar el brote del virus. Y de forma paralela, también sería adecuado pensar sobre cómo en la medida en que se flexibilice el acceso a dichos datos, podría al mismo tiempo darse mayor seguridad de que no serán reutilizados para propósitos diferentes no relacionados con la situación de interés público.
Otro de los escenarios en el cual el Big Data cobra especial relevancia en el manejo de la pandemia, y en el que a su vez enfrenta desafíos frente al régimen jurídico, es el de la transferencia internacional de datos. El intercambio de datos transfronterizo resulta de gran transcendencia no solamente para generar alertas sobre posibles nuevos focos de infección o expansión de la pandemia. También resulta esencial para facilitar la cooperación entre investigadores e instituciones de desarrollo tecnológico que trabajan para obtener la vacuna o algún tratamiento médico capaz de paliar los efectos del virus. Sin embargo, muchos países tienen normas que podrían obstaculizar el flujo internacional de datos. Por lo general, estas normas buscan proteger los intereses de los ciudadanos, exigiendo que en el país hacia el cual se transfieran los datos se otorgue una protección igual o superior a la que se otorgue en el país origen de esos datos. Pero en situaciones de emergencia sanitaria como la actual, en ocasiones el cumplimiento de esas normas podría dificultar el trabajo de las autoridades y organismos que propende por encontrar una solución a la pandemia[15].
Frente a este contexto, es importante garantizar el intercambio de datos entre diferentes países, creando mecanismos que garanticen una debida protección de la privacidad. Pero de igual manera, también sería interesante analizar la conveniencia de idear un concepto de solidaridad digital o de interés público global que oriente mejor los esfuerzos mancomunados de entes responsables del tratamiento de datos ubicados en varios estados, siempre que existan emergencias de alcance mundial[16]. A este respecto, el Manual de Protección de Datos en Acciones Humanitarias (Handbook on Data Protection in Humanitarian Action) publicado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, podría ofrecer algunas luces sobre cómo podría estructurarse un concepto de interés público global. Dicho manual sostiene que podrán procesarse datos personales cuando no sea posible obtener el consentimiento del respectivo titular, siempre que dicho procesamiento esté basado en el interés vital de dicho titular o de otras personas. Agrega además, que el procesamiento atenderá al interés vital cuando sea necesario para evitar una amenaza directa contra la integridad física y mental del titular de los datos o de otras personas, o cuando el procesamiento sea necesario para proveer a las necesidades esenciales de un individuo o de una comunidad durante o en momento posterior a una emergencia humanitaria. De igual modo, el manual también contempla lineamientos para asegurar la protección y adecuado manejo de los datos velando por los intereses del titular. Algunos de estos lineamientos se refieren a parámetros de seguridad física y digital de los datos, y a la evaluación de impacto por el procesamiento de datos, el cual incluye la identificación de posibles riesgos y respectivas soluciones. Dado que muchas veces las emergencias humanitarias se extienden más allá de las fronteras de un solo país, y que los anteriores criterios están ideados para guiar la labor de una organización humanitaria en esas circunstancias, también podrían servir de base para coordinar el trabajo conjunto de autoridades y organismos pertenecientes a diferentes estados.
Para concluir, el Big Data supone grandes promesas para contener y controlar la pandemia ocasionada por el COVID-19. La capacidad para recolectar grandes volúmenes de datos y desarrollar procesos analíticos con ellos con el fin de apoyar labores de detección de infecciones, elaborar pronósticos y monitorear la implementación de estrategias de contención, es un recurso de gran valor para las autoridades responsables de hacer frente a la emergencia sanitaria. Sin embargo, los regímenes de protección de datos personales, si bien están orientados a salvaguardar el valor fundamental de la privacidad, pueden también suponer un obstáculo para la eficiente captación y flujo internacional de datos. Por esa razón, es conveniente auscultar sobre nuevas formas de regulación que flexibilicen las posibilidades de acceso y tratamiento de datos, y paralelamente propender por la seguridad y privacidad de los mismos. La ideación de tales mecanismos debe estar orientada a la promoción de la solidaridad y cooperación internacionales, principios que facilitarán el esfuerzo global por poner término a la actual coyuntura de salud pública.
[1] BLANCO ADRIAN y BELLACK MARISA. How countries around the world have tried to contain the coronavirus. En Washington Post. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/world/2020/03/13/how-countries-around-world-have-tried-contain-coronavirus/?arc404=true
[2] ANDERSON CHRISTINA y PRYSER LIBELL HENRIK. In the Coronavirus Fight in Scandinavia, Sweden Stands Apart. En The New York Times. Disponible en: https://www.nytimes.com/2020/03/28/world/europe/sweden-coronavirus.html
[3] ROOSE KEVIN. The Coronavirus Crisis Is Showing Us How to Live Online. En The New York Times. Disponible en: https://www.nytimes.com/2020/03/17/technology/coronavirus-how-to-live-online.html
[4] UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. ¿Qué es Big Data?. Disponible en: https://www.masterbigdataucm.com/que-es-big-data/
[5] RYAN FERGUS. Mobile pone data help contain human spread of malaria. En Financial Times. Disponible en: https://www.ft.com/content/427c7f34-f83a-11e5-96db-fc683b5e52db
[6] GARCÍA G. JORGE. La vacuna contra las epidemias se llama “big data”. En El País. Disponible en: https://retina.elpais.com/retina/2018/02/19/innovacion/1519039015_430916.html
[7] RODRÍGUEZ ALEX. Inteligencia artificial y “big data” contra el coronavirus. En La Vanguardia. Disponible en: https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20200329/4882486265/cororonavirus-inteligencia-artificial-big-data-drones-robots.html
[8] FILDES NIC y ESPINOZA JAVIER. Tracking coronavirus: big data and the challenge to privacy. En Financial Times. Disponible en: https://www.ft.com/content/7cfad020-78c4-11ea-9840-1b8019d9a987
[9] DUFF-BROWN BETH. How Taiwan Used Big Data, Transparency and a Central Command to Protect Its People from Coronavirus. En Stanford – Free Spogli Institute for International Studies. Disponible en: https://fsi.stanford.edu/news/how-taiwan-used-big-data-transparency-central-command-protect-its-people-coronavirus
[10] Op cit. FILDES NIC y ESPINOZA JAVIER.
[11] Ibídem.
[12] HAN BYUNG-CHUL. La emergencia viral y el mundo de mañana. Byung-Chul Han, el filósofo surcoreano que piensa desde Berlín. En El País. Disponible en: https://elpais.com/ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chul-han-el-filosofo-surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html
[13] MARCUS J. SCOTT. Big data versus COVID-19: opportunities and privacy challenges. En Bruegel. Disponible en: https://www.bruegel.org/2020/03/big-data-versus-covid-19-opportunities-and-privacy-challenges/
[14] Ibídem.
[15] SCHWEITZER FRANK, PICONE BRIAN y SOLOMON MATT. Using Data to Combat COVID – 19. En White & Case. Disponible en: https://www.whitecase.com/publications/alert/using-data-combat-covid-19
[16] KUNER CHRISTOPHER. Data crossing borders – Data Sharing and Protection in Times of Coronavirus. En Vefassungsblog – On Matters Constitutional. Disponible en: https://verfassungsblog.de/data-crossing-borders/